domingo, 29 de junio de 2008

Sonidos Sanadores

Los cuencos tibetanos y el masaje vibracional:
Aquí se aúnan múltiples posibilidades...
Por una parte, el propio sonido de los cuencos, su vibración armónica "limpiando" todo en su derredor. Humilde instrumento de amor, paz y armonía... "afinándonos" en notas puras, maravillosas, complejas... invitándonos a imitar su armonía, en forma simple, estando, sonando, convirtiéndose en nuestro espejo y en nuestro eco... El cuenco suena "mal"... ¿quién "suena mal", cuando el cuenco suena mal?... ¿Qué parte de mí está evocando ese sonido?... Resonancia por "simpatía".... y la limpieza se va produciendo... sutil, lenta.... o arrolladora, inmediata... Tus tiempos... mis tiempos... todo sucede como debe ser... Y el cuenco sigue sonando..., limpiando, embelleciendo nuestras vidas, recordándonos de dónde venimos... de la Paz, de la pureza, de la Armonía absolutas... de nuestra perfección olvidada por momentos...



... Y el masaje? También el masaje. Apoyado sobre nuestro cuerpo físico, el cuenco sigue vibrando, atravesándonos con esa sensación física contundente... esa "cosquillita" benéfica, profunda, total... Masaje profundo que a través de nuestros canales de energía, esos ríos eléctricos que nos surcan, se transmite a todo nuestro complejo físico, emocional y mental. Beneficio para nuestras emociones, nuestros estados mentales, pero también para nuestros órganos, vísceras, músculos, huesos, articulaciones que comienzan a funcionar mejor, creando y apoyando nuestra facultad de autocuración. Tan complejo como eso, tan simple como eso. Los sonidos armónicos de los cuencos tibetanos son nuestros maestros que nos ayudan en este viaje de regreso a nuestra armonía primordial, que habíamos olvidado por un instante en esta gota de Eternidad que es la existencia humana.